La tecnología en el cuidado de la salud: un cambio transformador.

Como enfermero, una de las partes más gratificantes de mi trabajo es ayudar a los pacientes a recuperar y mantener su autonomía. En el transcurso de mi carrera, he visto cómo la tecnología ha transformado el cuidado de la salud de maneras que, hace solo unas décadas, habrían parecido imposibles. Uno de los avances que más me ha impactado, tanto profesional como personalmente, es el uso de sillas de ruedas eléctricas.

Más que un medio de transporte: un camino hacia la independencia.

Estas herramientas, más que simples medios de transporte, se han convertido en aliados indispensables en la atención diaria de nuestros pacientes. A lo largo de los años, he sido testigo de cómo una silla de ruedas eléctrica puede marcar una diferencia significativa en la vida de una persona, permitiéndole recuperar no solo movilidad, sino también una parte esencial de su independencia.

Recuerdo a un paciente en particular, un hombre en sus cincuenta, que había sufrido un accidente cerebrovascular. Después de meses de terapia física, aún enfrentaba limitaciones severas en su movilidad. Durante mucho tiempo, la necesidad de depender de otros para moverse lo sumió en una profunda frustración. Como enfermero, era doloroso ver cómo la falta de independencia afectaba su estado emocional, complicando su recuperación.

La transformación del paciente: autonomía y dignidad recuperadas.

La introducción de una silla de ruedas eléctrica cambió todo para él. Pasó de depender constantemente de su familia y del personal para moverse, a poder desplazarse por sí mismo. Este pequeño acto de autonomía mejoró su estado de ánimo de una manera que ninguna medicación o terapia había logrado hasta ese momento. Su sonrisa la primera vez que recorrió el pasillo del hospital por sí solo es una imagen que no olvidaré jamás.

Facilitando el trabajo de los profesionales de la salud.

Además del impacto en la independencia del paciente, las sillas de ruedas eléctricas también han facilitado enormemente nuestro trabajo como enfermeros. Nos permiten enfocar nuestros esfuerzos en otras áreas críticas del cuidado, sabiendo que el paciente tiene la capacidad de moverse sin ayuda constante. Esto no solo mejora la eficiencia del equipo, sino que también refuerza la relación de confianza entre nosotros y los pacientes, quienes sienten que su dignidad y autonomía son respetadas.

Desafíos y responsabilidades: la adaptación a la nueva movilidad.

No obstante, el uso de estas sillas no está exento de desafíos. La adaptación inicial puede ser difícil para algunos pacientes, especialmente aquellos que nunca han utilizado tecnología similar. Como enfermeros, es nuestra responsabilidad asegurarnos de que cada paciente reciba la orientación y el apoyo necesarios para usar la silla de manera segura y efectiva. Esto incluye desde enseñarle a maniobrar correctamente hasta ayudarle a superar el miedo o la inseguridad que puedan sentir al principio.

La humanización del cuidado a través de la tecnología.

Las sillas de ruedas eléctricas son más que simples dispositivos; son herramientas que empoderan a los pacientes y facilitan nuestro trabajo, devolviendo a las personas algo tan fundamental como la movilidad y, con ella, una parte vital de su identidad.

Y esto es solo el principio. Los avances que se avecinan, como sillas con inteligencia artificial y exoesqueletos, prometen transformar aún más nuestras prácticas de cuidado. Como enfermero, me siento privilegiado de ser testigo de estos cambios que no solo mejorarán la vida de nuestros pacientes, sino que también redefinirán lo que significa tener esperanza. La independencia dejará de ser una excepción para convertirse en la norma.

Francisco Caño. Coordinador de enfermería a domicilio en Málaga.