Como enfermero, he aprendido que la nutrición es mucho más que un simple acto de alimentarse. Es un pilar fundamental del bienestar y una herramienta clave en el proceso de recuperación de los pacientes. A menudo, en mi práctica diaria, me encuentro con personas que subestiman el impacto que una dieta adecuada puede tener en su salud. Mi objetivo, como enfermero, es acompañarles en ese camino hacia una nutrición más consciente y adecuada a sus necesidades.

La importancia de la evaluación nutricional.

En cada nuevo ingreso o consulta, uno de los pasos más importantes es evaluar el estado nutricional del paciente. Esto no solo significa calcular el índice de masa corporal (IMC) o preguntar sobre su dieta habitual; implica observar signos de desnutrición, valorar la ingesta calórica adecuada según su condición y reconocer factores de riesgo como enfermedades crónicas, cirugías recientes o tratamientos invasivos.

Es un proceso colaborativo: escucho sus hábitos, sus preferencias y, sobre todo, sus dificultades. Esta evaluación inicial me permite diseñar estrategias adaptadas y realistas que se ajusten a su situación.

Estrategias clave en el cuidado nutricional.

    • Educación personalizada: La información es poder, y en muchos casos, los pacientes desconocen cómo pequeños cambios en su dieta pueden mejorar su salud. Desde explicar cómo aumentar la ingesta de proteínas en la recuperación postquirúrgica hasta sugerir snacks saludables para quienes necesitan controlar el azúcar en sangre, mi labor es educar con empatía y claridad.
    • Adaptación al contexto: No todos los pacientes tienen los mismos recursos o posibilidades. Algunas personas tienen dificultades para acceder a alimentos frescos o tiempo limitado para cocinar. Por eso, siempre busco ofrecer opciones viables para cada situación, desde el uso de suplementos nutricionales hasta recetas prácticas.
    • Seguimiento continuo: La nutrición no es estática; las necesidades cambian con el tiempo. Como enfermero, hago un seguimiento constante para ajustar las recomendaciones y evaluar los resultados. Esto también me permite identificar complicaciones como la pérdida de apetito, intolerancias alimentarias o problemas gastrointestinales.
    • Trabajo interdisciplinario: Aunque tengo una sólida formación en nutrición, sé que no puedo hacerlo todo solo. Trabajo codo a codo con dietistas y médicos, formando un equipo que aborda el cuidado del paciente desde todos los ángulos. Juntos, logramos mejores resultados.

El reto de la desnutrición hospitalaria.

Uno de los mayores desafíos que enfrento es la desnutrición hospitalaria. Muchas veces, los pacientes ingresan con un estado nutricional deficiente o pierden peso durante su estancia debido al estrés, el dolor o las restricciones dietéticas. Mi trabajo es intervenir a tiempo, asegurándome de que reciban los nutrientes necesarios para recuperarse adecuadamente.

Mi reflexión final.

La nutrición no es solo una responsabilidad médica o dietética; es también una labor de enfermería. Nuestra cercanía con el paciente nos permite detectar problemas que podrían pasar desapercibidos. Al integrar estrategias nutricionales en nuestros cuidados, no solo contribuimos a la recuperación física, sino también al bienestar emocional de quienes confían en nosotros.

Como enfermero, me enorgullece saber que, al fomentar una nutrición adecuada, estoy aportando una pieza fundamental en el rompecabezas de la salud. Porque cuidar no solo significa curar, sino también alimentar, en el sentido más amplio de la palabra.

Francisco Caño. Coordinador de enfermería a domicilio en Málaga.